La mirada que finges

Su mirada estaba vacía, como la de aquel que pierde algo muy querido.

Fría y distante, pues una vez más la habían decepcionado.

El corazón dolía y su sonrisa estaba quebrada. Fingida. Sin ganas.

Como esa sonrisa que esbozas cuando ya no te quedan ganas de nada,

pero sonríes para que nadie te pregunte. Y también, para convencerte a ti misma de que no pasa nada, aunque en el fondo sepas que sí.

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Ojalá te abrazaran tan fuerte que todos tus miedos desaparecieran.

Ojalá me abrazaran tan fuerte, que todos mis miedos se fueran.

Te echo de menos, y sé que no debería. 

Mi mente me ahoga pidiendo que te olvide, que sea fuerte.

Pero joder, no puedo.

Que no fui yo quien eligió esto, no.

Yo no te elegí a ti.

Necesito abrazarte y que me digas que todo estará bien.

Qué no hay días malos, sólo momentos malos.

Que todo pasa.

Pero quiero que te quedes. POR FAVOR QUÉDATE. 

Juro que no te haré daño, esta vez, prometo  portarme bien.

Esos ojos

Tiene ojos de haber visto cosas que nadie más ha visto.

Ese tipo de ojos en los que quieres perderte y encontrarte mil veces.

Los he visto una y otra vez, 

y conozco cada pequeño detalle de color que rodea sus pupilas.

Son una belleza simple, esa que te cala por dentro. 

Sencilla, pero al mismo tiempo única.

Me he perdido tantas veces en ellos, 

que ya no necesito ningún mar.

Hacen que tu piel se erice y tus pupilas se dilaten, 

que te tiemblen las manos y que no sepas articular palabra.

Cuando los veo miro el infinito en ellos, y eso me gusta.

Respira hondo, todo pasará.

¡Cómo dueles!

Pensé que ya eras cosa del pasado, y sigo recordándote. 

Y tu maldita sonrisa me arrasa, se apodera de mi.

Y sin más, me consumes, como esa vela que solía encender para que no se apagase la esperanza.

Me encantaría gritar todo lo que pienso.

Hablar las cosas.

Pero decidí ahogarme con mis palabras para no sufrir más.

Ahora, te tengo delante y mis manos tiemblan.

Y vuelven todas esas cosas, todos esos sentimientos. 

Pero debo hacer como si no pasara nada, ser fuerte y dejarte ir.

Porque nunca fuiste mío, y nunca hubo un nosotros.

Supéralo.

"A todos nos han roto el corazón, a todos nos han dejado por otra persona.

Y no precisamente por una persona de aquí al lado.

A mi también me lo hicieron. A todos. Pero ese no es motivo para estar así, para estar en la mierda.

Es tu vida y primero estás tú. Y nadie puede hacerte sentir así.

Elimina a esas personas tóxicas de tu vida. Y hazme caso, dentro de seis meses máximo te estarás dando cuenta de tonta que fuiste.

Que inocente eres pequeña y que viejo me siento yo dándote consejos”

Por si no te vuelvo a ver.

He decidido escribirte esto, por si no te vuelvo a ver.

Las cosas están tan locas, tan desordenadas, que ya no sé que va a pasar.

Por eso, quiero decirte, que este tiempo, ha sido difícil. Pero también me ha encantado.

Porque pude ver tu sonrisa un par de veces más. No muchas, pero las suficientes para darme cuenta de lo bonita que es.

Pude enamorarme de tu carita de sueño.

Todo va tan rápido, las cosas suceden tan deprisa que ni sabemos como reaccionar. Y a veces tomamos malas decisiones.

A veces decimos cosas que no son las adecuadas.

A veces, simplemente no esperamos.

Tuve mucho miedo. Porque me estaba enamorando, estaba sintiendo cosas que hacía siglos que no sentía. 

Me gustaba cada cosa de ti, cada una.

Y me parecías perfecto.

No sé cuantas veces te soñé, he perdido la cuenta. Pero, un par de ellas mínimo.

Sé que las palabras se las lleva el viento, pero estas son reales. 

Demasiado reales.

[...]

Miró sus ojos con ternura.

Él la besó.

Rieron.

Se volvieron a besar.

La abrazó.

Ella puso su cabeza en el pecho de él.

El besó su cabeza, de forma suave y dulce.

Ella volvió a reír y suspiró.

Él le hizo cosquillas.

Ella puso morritos después de soltar una carcajada.

Él le agarró los mofletes como hacen todas las abuelas.

Se volvieron a reír.

Se besaron.

Se amaron

Una noche más.